Biocarbón para la sustentabilidad

Todas las formas de vida en la tierra se basan en el carbono, un elemento que forma una infinidad de compuestos y que está presente en todas las estructuras moleculares que conforman el ADN y cada una de las células de animales y plantas en la tierra.

Se afirma que el carbono es el sexto elemento más abundante en el universo, y el décimo elemento más abundante en la corteza terrestre

La formación del carbono en el planeta Tierra se atribuye en su mayoría a la biomasa, lo que explica que también sea el segundo elemento más abundante en el cuerpo humano, solamente después del oxígeno presente en el agua.

Cuando las criaturas vivientes mueren, sus cuerpos se convierten en biomasa y empiezan un proceso de descomposición, unos más rápidos que otros, donde algunas estructuras de carbono presentes en sus cuerpos se transforman de formas orgánicas a formas inorgánicas, principalmente Dióxido de Carbono (CO2) y Metano (CH4), gases de efecto invernadero (GEI) que forman parte del ciclo natural del carbono

Estos gases son luego captados por las plantas y por el fitoplancton (algas marinas microscópicas) en un proceso conocido como fotosíntesis para formar Hidratos de Carbono, moléculas que aportan la base de energía a los seres vivos y se reparten a lo largo de las diferentes cadenas tróficas.

El problema del carbono

En dos siglos hemos producido más emisiones de GEI que en todo el resto de la historia de la humanidad; más de lo que nuestros bosques y fitoplancton son capaces de captar, lo que nos ha llevado a un fenómeno conocido como “calentamiento global”, que no es más que el incremento de las temperaturas de todo el planeta.

El calentamiento global ha desencadenado muchos desequilibrios en varios ecosistemas y causado muchos desastres naturales y la extinción de varias especies, por lo que se vuelve una necesidad urgente de las generaciones actuales hacer los esfuerzos necesarios para mitigar el cambio climático.

A pesar de la capacidad de recuperación que nuestro planeta ha demostrado algunos científicos afirman que el daño será tan severo para el año 2030 que a partir de ahí será irreversible, y empezaremos un período de declive por falta recursos vitales como agua y alimentos hasta llegar a una extinción masiva, un evento similar al que vivieron los Rapanui en la isla de Pascua en el Océano Pacífico, pero a escala global.

Defensor contra el cambio climático

Cada tonelada de biocarbón representa 2,5 toneladas promedio de Co2 que se conservan en el suelo por siglos, aportándole fertilidad y productividad y mitigando su dañino ascenso a la atmósfera

El biocarbón se produce a partir materias primas de fuentes sostenibles, las cuales son subproductos o desechos de diversas actividades agrícolas y pecuarias. El proceso es conocido como “Pirólisis”, término que se deriva de dos palabras griegas: Pyro, que significa “fuego” y Lysis que significa “rompimiento”. Este proceso es una conversión termoquímica que tiene la particularidad de calentar la biomasa en una atmósfera muy limitada o idealmente nula de oxígeno (O2).

Cuando no hay oxígeno, no hay combustión, por lo tanto las estructuras de carbono contenidas en la biomasa no cambian a CO2 u otras formas gaseosas que potencialmente son GEI, sino que se mantienen en forma sólida y en su lugar cambian a otras formas de carbono conocidas como Hidrocarburos Policíclicos Aromáticos (HAPs), los cuales contienen la molécula de carbono estructural predominante en el biocarbón, portadora de todas las propiedades que mejoran la fertilidad de los suelos.

Bajo el principio anterior, se corta el ciclo del carbono en la fase de mineralización, pues con la pirólisis no se permite degradar biomasa en Gases de Efecto Invernadero (GEI), sino que se la transforma y mantiene en forma sólida.

¿Qué es Biocarbón?

Es un residuo rico en carbón orgánico, puro y estable. Regula la disponibilidad de agua y facilita la absorción de nutrientes del suelo, manteniéndolos permanentemente a disposición de las plantas